El suministro de energía nunca ha sido completamente estable. Pero de 2020 a esta parte se ha producido una volatilidad sin precedentes. Debido al parón de la actividad ocasionado por las medidas paliativas frente al COVID-19, se produjo un escenario de sobreoferta y bajada generalizada de precios de la energía. Esta situación se ha visto contrarrestada con la reactivación económica en 2021. Y el precio se ha disparado en 2022 como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania y las sanciones económicas asociadas. No hay suficiente capacidad alternativa de suministro de gas natural a Europa desde otras fuentes. Y las limitaciones en el lado de la oferta incentivan el incremento de precios. Todo esto impacta en que los combustibles fósiles (mayormente el gas natural) y la electricidad procedente de estos se hayan incrementado de precio en un 90%.
El escenario global aconseja reducir la dependencia del exterior, y para ello, la Unión Europea recomendó incrementar el stock de Gas Natural almacenado, así cómo implementar medidas de ahorro energético.
Una de las medidas es la reducción de la energía final empleada en la calefacción y refrigeración de edificios. Esto ha llevado al Gobierno de España a promulgar cambios en los niveles límite de climatización de edificios.
Básicamente, la medida consiste en reducir la temperatura de consigna de calefacción e incrementar la consigna de refrigeración en un par de grados. Solo por hacer esto, habrá períodos más largos de tiempo en los que los edificios estén dentro del nuevo rango de confort sin necesidad de emplear sistemas de climatización. Y cuando necesiten calefactar/refrigerar, las necesidades energéticas serán menores. Realmente es una de las pocas medidas efectivas que se puede tomar a corto plazo.
La medida afecta a los edificios de pública concurrencia, centros de trabajo, etc., pero ya se ha indicado que sólo para aquellos casos, en los que no entre en contradicción con normativas específicas como las de salud laboral. Con lo que, en la práctica, se diversifican mucho los niveles térmicos en los edificios, habiendo zonas con niveles más y menos estrictos.
En pleno verano, lo más contestado de todo fue el incremento de la consigna de refrigeración hasta los 27ºC, temperatura en el límite de lo que creemos tolerable. Pero, si se quiere ahorrar energía de un día para otro y corregir la falta de políticas de eficiencia energética del pasado, no hay mucha alternativa.
Siendo indudable que se ahorra energía, pero desde el punto de vista de un gestor de energía, la pregunta que habría que hacerse es ¿Cuánta energía? Y si estamos metidos en un contrato de servicios energéticos, hay más preguntas ¿Cómo lo calculamos? y ¿Cómo ajustamos los contratos?
En el fondo, la mayoría de los contratos prevén la necesidad de garantizar un uso mínimo, los ajustes por cambios de impuestos y tasas, variación climática, horarios de uso,… pero las condiciones de confort suelen estar fijas. Pero en este caso, la normativa nos obliga a cambiar el servicio energético en este punto.
Por si habías leído hasta aquí, y preveías una respuesta rápida y sencilla: No hay soluciones mágicas para evaluar este ahorro y ajustar los contratos. Porque es un problema técnico, económico y contractual complejo. Tú decides si quieres seguir leyendo.
En algunos posts y trabajos previos, he hablado presentado las metodologías de los grados-día y cómo hacer ajustes por variaciones meteorológicas interanuales. En principio, se podría hacer esto mismo. Modificando la temperatura de referencia.
Pero la vida es más complicada. Es previsible que el efecto no sea tan homogéneo como para poder modificar la temperatura de referencia de forma sencilla. En los centros de trabajo se seguirá manteniendo la normativa específica, con lo que la afección sería sólo a las zonas de pública concurrencia. Y en edificios tales como cines, centros comerciales, supermercados, etc, las zonas comunes mantenían ya desde antes unos niveles térmicos menos exigentes. En el fondo, la en estos espacios, la gente presenta una vestimenta pensada en la situación meteorológica exterior, y/o está de paso para entrar en una tienda/…
La coexistencia en el mismo edificio de estos ambientes térmicos variados hace que se produzcan intercambios energéticos entre los mismos, con resultados un tanto inciertos. Para mayor complejidad, cada uno de estos ambientes puede estar servido por sistemas distintos, así como presentar esquemas de propiedad y/o servicios energéticos diferentes.
Sin duda, es necesario un proceso de reevaluación energética de los contratos.
Para más complejidad, esto ocurre dentro de un proceso de sucesión continuada de variaciones/evoluciones en el uso de la energía en los edificios a lo largo de los dos últimos años. Hemos promulgado la sobre-ventilación (mayor consumo), el teletrabajo (menor consumo), cambios de horario, aforos y usos permitidos (menor consumo global pero mayor consumo específico), etc. Y todos estos cambios han tenido y/o tienen vocación de ser temporales.
Esto reafirma la necesidad de buscar métodos de estimación energética que contemplen no sólo las variables climáticas y los horarios de apertura, sino que profundicen en la causalidad de las estimaciones. Sería conveniente considerar de forma separada los distintos espacios de los edificios. Tanto sus niveles de acondicionamiento térmico como sus tasas de ventilación, puede que algunos fenómenos inerciales básicos… y otros temas que sean de relevancia en cada edificio particular. Vamos, modelos más analíticos que puedan ser readaptados más fácilmente a las variaciones complejas de este contexto.
Nota (I): Curiosamente, una reducción de la demanda industrial, un otoño cálido, el almacenamiento preventivo de grandes cantidades de gas natural y la reducida interconexión con Francia han hundido el precio del gas natural en España a finales de Octubre.
Nota (II): En España hay situaciones geopolíticas específicas en relación con el suministro de Gas Natural procedente del Magreb y las tensas relaciones entre Marruecos y Argelia.
Nota (III): Aunque nunca se ha llegado a un conflicto bélico como el actual, Europa ha sufrido tensiones energéticas periódicas debido a la relación entre Rusia y Ucrania.
Nota (IV): Hay varias medidas adicionales tales como garantizar un cierre efectivo de las puertas, reducir el uso de iluminación no funcional, etc. El texto íntegro aquí.
Nota (V): Todo esto ocurre a la vez que tenemos el verano más cálido nunca registrado y que ha habido emisiones puntuales inmensas de gases de efecto invernadero a la atmósfera debido a la erupción un volcán y al “incidente” del NordStream.