Hace algunos días, tuve una conversación interesante sobre los períodos de retorno que se exigen a muchos proyectos de eficiencia energética. Me dio algo de perspectiva, y una buena referencia de la que tirar. La verdad es que no he tenido suficiente tiempo como para revisar todo lo que Eric Woodroof presenta en esta web, pero sí para sacar algunas pinceladas intersantes.
Para empezar, hay un análisis comparado del rendimiento típico de proyectos de eficiencia energética con el rendimiento del mercado de valores. El título lo dice todo: Energy Investments Beat Wall Street. Y eso que el análisis es previo a la crisis actual del COVID. Seleccionando proyectos con payback (simple) de 5 años (retornos anuales del 20% de la inversión) y realizando una reinversión de los ahorros en proyectos adicionales de ahorro de energía, el rendimiento neto a 10 años sería del 519%. Sin embargo, el Dow Jones sólo se ha revalorizado en ese tiempo un 86%.
Es decir, las inversiones en eficiencia energética rentan del orden de 6 veces lo que (algunos) mercados financieros. En el ámbito de la opinión personal, creo que es conveniente añadir que con la ventaja de que los retornos de las medidas de eficiencia energética los genera el propio beneficiario. Es decir, con un riesgo sustancialmente menor que el derivado de prestarle/invertir en un tercero.
En la misma web hay algunas otras perlas que conviene repasar para tener algo más de perspectiva:
Energy Savings Raise A Buildings Value By 5 Times
Stock Prices Increase By 21 After Firms Announce Energy Projects
Y por añadir algo más de cuña propia, comentar que los proyectos con payback del orden de 5 años (20% de retorno) son probablemente más rentables que el negocio corriente de las empresas en las que se implantan. Un repaso rápido, me dice que en el mercado continuo Español el resultado bruto de explotación conjunto es de 67.000 Millones de € contra unos ingresos brutos de 522.000 Millones de €. Es decir, a ojo de cálculo rápido y simplificado de ingeniero, un 13%.
Todo esto con datos de 2019, porque de 2020 mejor no hablar.
Da que pensar.