Acabo de leer sobre la publicación del RD 736/2020 sobre Contabilización de consumos individuales en instalaciones térmicas de edificios. Tras la aprobación del CTE en Diciembre de 2019, Parece que las vacaciones son períodos prolijos para la publicación de normativas en el ámbito de la energía largamente postpuestas.
Pero nunca es tarde si la dicha es buena. Esta normativa obliga a pagar en función del uso de la misma. Pero a la larga seguro que impactará en cambios en la forma de consumirla.
En un país con un gran número de calefacciones centralizadas, esto está llevando a multitud de comunidades de propietarios a instalar contadores de energía y/o repartidores de costes.
En general, son preferibles los contadores de energía, pero en el fondo la elección está forzada por el trazado de los tubos de calefacción. En muchos edificios, el trazado mediante ramales verticales obliga a usar repartidores de costes. Esta forma de trazar los tubos fue bastante común en otras épocas por permitir economizar en materiales durante la instalación, pero ya está suponiendo grandes quebraderos de cabeza para las actuaciones de mantenimiento y/o redistribución de unidades terminales. Para quien le interese, aquí dejo un estudio en detalle de las ventajas e inconvenientes de ambos sistemas.
Pero volviendo al tema principal (y más allá de la obligatoriedad a partir de 2022 establecida en el RD 736/2020) ¿Interesa contabilizar el consumo?
En muchas comunidades de propietarios, se estila la facturación por cuotas de superficie. En algunos casos, se factura un mismo precio para el agua fría y el agua caliente…Hay casi tantos sistemas de repercusión de costes como comunidades de propietarios.
He tomado datos de una comunidad con 21 propietarios. 3 años de consumo de Agua Caliente (ACS) y Agua Fría (AFS). Para ver si se podría realizar alguna aproximación simplificada.
En principio, se podría plantear que el consumo mensual en ambos casos sería similar a una distribución normal. Y que un consumidor concreto estaría siempre en el mismo percentil de consumo. Es decir. Si consumes mucha agua fría, consumes también mucha agua caliente. Midiendo individualmente el agua fría, y conociendo el consumo global de agua fría y caliente, se podría saber el consumo de agua caliente de cada consumidor. Las distribuciones normales de los consumos de ACS y AFS son las siguientes.

Sin embargo, un estudio más en detalle muestra que no existe un rato fijo entre el consumo de agua caliente y agua fría. En la siguiente imagen se puede ver cómo cada punto de facturación (1 año de ACS y AFS) se desvía significativamente de una relación lineal entre ambos consumos. Sí es cierto que existe una relación aproximadamente constante entre el ACS y el AFS para todos los consumidores, que se mantiene relativamente constante para todos los años.

Incluso, tomando el consumo anual para consumidores concretos se ve cómo existen relaciones variadas. En la figura de abajo se identifican consumidores con una variación relativamente pequeña de AFS y gran variación de ACS (rojo), con relaciones lineales inversas (Azul y Verde), con gran variación alterna de uno de los consumos (Azul) o de los dos consumos simultáneamente (verde)

Todo esto para un edificio cuyos moradores son fundamentalmente los dueños de los propios apartamentos y con gran estabilidad en la propiedad de los mismos. No hablemos ya del escenario que puede darse en edificios con apartamentos a renta, un gran número de apartamentos con ocupación discontínua,…
Pues bien. Si esto se da con el consumo de agua. ¿Qué pasará cuando metamos el consumo de calefacción tal y cómo obliga el RD 736/2020? Recordemos que el consumo de calefacción y refrigeración depende de factores como la orientación de cada apartamento, el nº de horas que está ocupado cada día, el nivel de confort exigido por los usuarios, cuanto se ventila/sombrea cada apartamento,…
Pues que si antes los usuarios pagaban en función de la superficie y ahora en base al consumo. Los que antes consumían poco verán reducida su factura. Y los que consumían mucho la verán incrementada. Y por tanto tendrán mayores incentivos para ahorrar energía.
De hecho, será ahora cuando tengan incentivos para hacerlos. Hasta ahora, no tenían ningún motivo para bajar el termostato de 24ºC durante el período de calefacción (aunque no estuviesen en casa).